domingo, 23 de junio de 2013

los sueños de la luna blanca

ayer soñé
que hacía calor cuando no lo hacía
que en mi casa
en el hogar de mis padres
hacía calor cuando ya no lo hacía
y que eso hacía
que la casa de mis padres
fuera
ese lugar único que es
el lugar único que es
donde habitan
los últimos vestigios
donde duermen los últimos insectos
del verano
y apenas sentir
el calor pegarse al cuerpo
basta
para oír en mis sueños
el canto de las chicharras
las últimas chicharras
pensé
sólo sobreviven
en Haedo
aquí el invierno nunca es tan crudo
aquí siempre hay lugar para un abrazo
o para el sofocamiento
que se parece
al fuego
pero no es lo mismo
y después
recordé
en el sueño
lo que había soñado la noche anterior
lo recordé
como se recuerda el dolor de cintura
y el crujir del colchón vencido
como se recuerda el labio roto
por la piña
y la ira
la furia doblada por la noche
en la vereda de macetones
recordé los rosales
y el rostro
alto
y moreno
y que al hablar me ahogara el te amo
me parecía normal
que me asfixiara el amor
parecía normal
y duradero
y aceptado por todos los que miraban
en ese sueño
mi muerte
mi muerte
con una boa de palabras sobre el rostro
mi muerte
con los ojos enviados al amarillo

la luna me trae
mensajes cifrados
que deja en mi baúl
como los felinos dejan
las aves muertas
a sus amos
ejerce sobre mí
un poder invisible y antiguo
y quiero desgarrarlo todo
para entenderlo todo
para saber de qué materia está hecha la materia
del universo
y por dónde debo empezar a cortar
o a escribir
que nunca pero nunca
son la misma cosa
me desperté de la pesadilla
apenas
y me conduje a otro sueño
a uno más limpio
de cielos grises
y grandes playones
donde cantábamos canciones que no conducen a ningún lugar
donde sabíamos el nombre de los electrodos
pero habíamos olvidado el de los árboles
es el futuro, dijo mi madre
y estábamos sentadas
en unas gradas
esperando
y entonces
una nave
bajó al suelo gris
del playón
una nave gris como el suelo del playón
bajó
y de ella
los seres hermosos
y mudos
del futuro
seres azules y mudos
y respiré
la ambigüedad y la duda
respiré
no saber cómo seguir
me hizo temblar
me hizo abrir un pasaje
a través del silencio
y desperté
cubierta de la luz
cenicienta
de los que han sido visitados
por el hado
por la noche y el destino
desperté
con la conciencia partida a la luz
con el despertar en la madrugada
de los desesperados
de los que mueren en una balacera
o fusilados
o con el corazón roto
con el corazón roto
la angustia de la vida puesta en ese minuto
en la escacez del minuto
en las sábanas marcadas por el olvido
por el olvido de las sábanas
que pronto desaparecerán
hay que levantarse
hay que correr a la sábana blanca
no a la página
a la página
hay que escribir
es la única certeza del mundo que me alcanza
es la única manera que tengo
para sobrevivir

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