lunes, 28 de enero de 2013

veintisiete de enero


nací
otra vez
un veintisiete de enero
la luna
me recibió
blanca
y sonriente
y con mucho sueño
 me fui a dormir
y soñé con el mundo
con el modo que tiene el mundo de moverse
con los engranajes
a veces complejos
a veces simples
que tenemos
de hablarnos
sonó el teléfono
y no escuché
ninguna llamada
porque el cansancio era más
y la vida era
demasiado nueva
a  veces hay que dormir
dijo la luna
y me dio de lleno
en la cara
hasta que cerré los ojos
y soñé
con las altas montañas
y las quebradas
con el mar donde dejé todo

ahora
espero una hora secreta
ahora estoy
sostenida por la luz
bajo el encanto
del viento
respiro
lanzada sobre los árboles
y dejo que entre en mí
el aire
que envuelve a los insectos
y a los niños
y a las aves
la luna llena me sanó
en mi cama
me dejó abierta
sin pinchazos
liviana
nada me queda
del dolor
de antaño
ni de las cosas que se acumulan
como en un altillo húmedo
el cuerpo cuando viaja
así
dormido
vuela despacio
no se detiene
descubre que no tiene fin
todo quedó cifrado
en un par de palabras
que recuerdo
ahora
que estoy despierta
ahora que empieza
a latir de nuevo
el día
y el cuerpo
nací
otra vez
un veintisiete de enero
la luna me recibió
en su vientre blanco
era luna llena

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