lunes, 7 de enero de 2013

las tormentas nómades

hace tiempo
que el cielo ya no es el mismo
hace tiempo
que las tormentas
se parecen a la caída
de la atmósfera de Júpiter
el viento
no puede
ser el mismo
ni los árboles cuando se derrumban
o crecen exageradamente
veo el cielo violeta
y el ciprés doblarse
y le digo a mi hermana
verdad que las tormentas no son como antes
verdad, claro que no son como antes
ella dice
y ella dice
aunque no pretenda
que el mundo cambió
y no sabemos si para bien
o para destrozarnos a todos
escuchamos música hasta tarde
miramos una película
hasta que la tormenta
nos deja dormir
después me desperté
a las cuatro
con un hueco en el pecho
y el corazón
saliéndose
en la boca de otro
en el pensamiento de alguien
que cree que me conoce
y construye mi nombre
suena el teléfono
pero ya no quiero oír
ya no quiero sentirme
llevada por ningún falo
a ningún lado
quiero dormir
y sanar
quiero tener mi vida en orden
mi orden
el cielo no es el mismo
después de una tormenta
me levanto
a buscar la luna
se asoma en el patio de mi hermana
partida al medio
perfecta
las estrellas brillan más
todo brilla más
desde el día en que dejé lo que tenía que dejar
la luz puede sanarte
pero no puede dejar de doler
siempre
yo quiero que me mande a dormir
que me cante una canción
y me me envíe un sueño distinto
otra dimensión de mi misma
salida
de este cuerpo y este dolor en el pecho
curame luna
curame
quiero dejarte todo
hacerme pequeñita y dormir
de verdad dormir
ya el teléfono calla
ya el viento comienza a soplarme
vuelvo al colchón que me prepararon
para esperar la tormenta
sé que todo lo que sube
baja
sé que la tristeza
también hay que aceptarla
así que me abrazo
me rodeo
sola con mis manos
tengo el cuerpo flaco
y cansado
sé que me va a llevar un tiempo
y seré más fuerte
más fuerte y más poderosa
todo eso lo sé
pero me lo callo
lo olvido y me lo callo
porque ya no puedo habitar la certeza
no tengo hogar
ni lugar que habite
más que mí misma
no tengo raíz
en el aire que me sostiene
sin rumbo
pero no perdida
y sólo me queda
la habitación áspera de mi lengua
que la luna y yo
llamamos duda

 

2 comentarios:

  1. Un poema muy duro para ser algo tan íntimo, por lo mismo muy sincero. Me gustó. Es difícil ser auténtico y honesto. Este poema se lee así, y gracias a eso cobra muchísima fuerza. Esa fuerza vuelve cada espacio del poema algo universal. Me quedo especialmente con el final, porque es enorme:

    "porque ya no puedo habitar la certeza
    no tengo hogar
    ni lugar que habite
    más que mí misma
    no tengo raíz
    en el aire que me sostiene
    sin rumbo
    pero no perdida
    y sólo me queda
    la habitación áspera de mi lengua
    que la luna y yo
    llamamos duda".

    Saludos!

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