el ojo de fuego no sangra
y titila
no sabe
llorar
y tiembla
bajo el techo de un cabello negro
bajo una cama muda
bajo las luces detrás de los párpados
cuando todo se haya apagado
el mundo
es una cárcel
a veces
para el aire
y el fuego
para lo que dicen
los ojos
cuando
toman palabras
para echárselas encima
una a una
como mantas
o sudarios
como
yunques
y piedras de hierro
la pesadez del mundo ahoga mis latidos
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