jueves, 31 de mayo de 2012

Medea

Acabo de matar a mis hijos
los puse a dormir
y los vi morir
cerraron sus ojos
y había en el cristal apagado
un espejo
en el que pude mirarme
el último respiro
fue un perdón largo
que duró siete años
que duró las noches y los días
las tardes y el mar que compartimos
que duró la llegada del infierno
y todo lo que se tragó el futuro
y todo lo que la ira puso en el medio
como un muro
como una estrella negra

la noche ha sido amable
y me ha dejado sola
ante mí
me siento
las manos abiertas
a esperar la muerte
y por un instante
quiero que sea
ahora
pero las erinias
vendrán a cobrarse el crimen
cuando no lo desee
cuando haya encontrado la paz
y el sosiego
en el lecho
de un rey
o de un guerrero
lo sé
y lo acepto
es el precio que he de pagar
por haber decidido
acaso nadie puede comprender
que la vida y la muerte
son la misma cosa
cuando salen de un vientre
que al verlos
morir
en su úlitmo respiro
les di una vida distinta
la plaza es fría
mi cárcel es fría
las palabras son frías
oigo los aullidos de los ajusticiados
morir entre los ladrillos
siento
en este cubículo
los espírtus hablarme
me quieren rasgar sus dientes
sus largas uñas doradas
pero no pueden
en mí no 
hay lugar para la culpa
ni para el dolor
le he dejado mi cuerpo
 al destino
en el mismo momento
en que maté a mis hijos
y los dejé en  silencio
con mis manos
mis labios besaron su frente
y ahí estuvo hecho
y ahí estuvo todo
ya no insistan
ya no detendrán mi vuelo
voy a sepultarme en el mar
él será mi único verdugo

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