miércoles, 10 de abril de 2013

pliegues

a veces
necesito tocar
el rostro de las señoras grandes
las abuelas que viajan
en el colectivo
sentir los surcos fríos de esa piel
y el olorcito
el agrio perfume
debajo de los pliegues
en la lana
tejida a mano
en la campera guardada
hace siglos
imaginar el peso
de su cuerpo y los años
en mis zapatos
imaginar
el latido apagado
el aire que de a poco
y la retina que se dobla
bajo el peso de las cataratas

es que el mundo es tan intenso
que tolerarlo
es difícil
sin esto
y mirar
el amanecer donde esté ocurriendo
cuando esté ocurriendo
sobre la avenida
o sobre los edficios
aunque el tráfico
haya parado los humores
y la luz negra del hastío
y del asfalto quemado
 nos detenga todo este sonido
toda esta oscuridad
como un lobo
los árboles mudos
van cambiando
la piel
y el viento le toca los dedos
y ellso saben morir de pie
porque no hay
porque no debería haber otra forma de morir
que no sea de pie
miro los ojos las manos las llagas
sobre los tubos
las cabezas dormidas
que manchan las ventanas
miro el sol
y la luz sobre la plaza
y las rosas sin vender de la feria
y los adoquines rotos
e imagino
que el tiempo ha sabido
siempre
darnos de lleno
con su furia y su tenaza
y que todo lo que rodeamos
todo lo que nos rodea
está condenado al olvido
y nunca deja de transformarse
aunque no cambie su forma

No hay comentarios:

Publicar un comentario