martes, 3 de septiembre de 2013

cuarteles de invierno

son las últimas tardes
del invierno
dentro de la cueva blanca
de los sueños que fui tejiendo con mi propia piel


ves
la línea líquida de los días
agrandarse
y ya poco queda de la noche
en que nos abrazamos
tendidos
por el fuego de la desidia
y el silencio

estaría horas
largas horas
mirando como todo cambia
aquí arriba
en este faro
sitniendo el sol golpear mis párpados
sin lastimarme

lo que más me gusta del invierno
es el sol
que  nunca me hace daño

podría creer en dios
bajo estas nubes
si no fuera
porque
afuera
también están las bombas

he aprendido
a aceptar los ciclos y las aves
a celebrar
la vida que tengo
la que me dejo tener

bajo este manto protector
las luces
se encienden
los ojos de una luciérnaga que huye
el sol
cae
muere
y todo lo hace hermoso

las ballenas grises que viajan en esas nubes
se desprenden
del temor
y
ninguna oscuridad nos asusta
ya

ni las tempranas
hornallas
ni los fuegos incandescentes de los árboles
ni las lámparas

estamos esperando
agazapados
lo que viene desde el oeste
un perro cuando ladra
los adoquines cuando vibran
sobre mis pies
el roce
del viento frío
y quisiera creer
en dios
si no fuera por las bombas ahí afuera


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