jueves, 21 de marzo de 2013

equinoccio

Yo vi descender
 la serpiente de luz
dentro mío
fuera de la pirámide
y del equinoccio
lejos
del momento
en que la brisa
la suave brisa
de ese mar
y la arena blanca
y la sal
me tomaron
para no dejarme ir
fue como beber
algo
que la luz y el fuego
no pueden decir
en el cuerpo
y en el tiempo
el nombre
de todas las caras
de la luna
de todas las maneras
que tiene el sol
para llamarla
para dormir bajo
sus alas
para darse contra las rocas
y los faros
y los peldaños

Aquí
 las hojas
 comienzan a morir
todo se tiñe
del color de las noches
y las montañas
grises
esperan
mis pasos
peregrinos
vuelo
quieta
sobre la menta
de los campos
saludo
con mis dedos
al mar
Yo vi descender
 la luz
de la serpiente
sobre mi cabeza
y quemar
el peso
de lo que no soltamos
en un altar olvidado
Todo ocurrió en un segundo
aquí la eternidad
y el espacio
y un fractal
que comprende
lo que debe callar

2 comentarios:

  1. Demoledor poema.
    La experiencia del mundo nos llena de cosas indecibles,
    pero pareciera que vos encontrás las palabras exactas para decirlo.

    Verdadera poesía. Hermoso.

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