domingo, 1 de agosto de 2010

Al destinatario indicado




No le llegan tus cartas
de ultramar
y pareciera que ya no le escribís.

Se ha mutado
en pez nocturno
y espera siglos sigilosos con tu nombre
como un patio del océano.

(Puedo pasarte a buscar por la estación
y llegar juntos y viejos
los dos
como un trío furibundo…
A veces escribo para pelearte
o pelarte
como una extraña
al sol…)

Estás en la aproximación
que no empieza
refugio apenas imaginado
de un reino diminuto.

Te sabés bien la retirada del horizonte.

Aunque pueda silbar una o dos canciones
un riff suele ganarle a las palabras
y otra vez
el mensaje se pierde
entre paréntesis de un mundo

sin telepatía.








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