miércoles, 17 de febrero de 2016

el tiempo no espera a nadie

el tiempo habita en mí
como un trípode
me sostengo en él
cierro los ojos
me siento en eje
percibo el peso
la vibración sobre mi hueso
como si me apretaras
despacio
la mano

abro los ojos
para ver el atardecer
reocortarse
en la ventana
el rumor del nueve que atraviesa la avenida
el perro que ladra

estoy quieta
contenida
con la seguridad del desamparo
oigo hablar a los muertos
oigo la noche
oigo ese reloj
un instante que retumba

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