la terraza
no era mía
hasta que la hice mía
y tenías
que venir
no reconocí tu olor
no supe quién eras
dudé
comprendí
que habías dejado de ser
el que habita
para ser un pasajero
eterno como el viento
en todo lo que atañe a la ira
ya no quedan rencores
ni palabras
y todo lo que quise
fue
quedarme
en un abrazo que nos calme ante la nada
me moví lenta
en la noche
en la cama
como si reptara
me preguntaste
querías saber
si me costaba
el cuerpo
si dolía
algo
si tu brazo clavado me incomodaba
lo único que tenía
para darte
era lo que te di
pensé
y creo que dijiste algo
como un lamento
o un rezo
y dijiste
cantá
entonces abrí
las luces
y dije mi nombre
hasta que quedó grabado
hasta que terminó la noche
y fuimos dos
por caminos de adoquines
dos
que ahora entienden
y sueltan
la mano del otro
porque eso también
debe ser amar
salgo del submundo creyendo en la luz
me levanto de la pesadilla con la voz
miro la hora y es mi hora,
cada vez que miro la hora, es mi hora
un minuto que se extiende
un minuto que espero
un minuto que es
hasta que el infinito nos toma
todo esto desaparecerá sin dejar rastros
pero está bien
así es como tiene que ser
no puede pesar más
que una supernova
una palabra
y tiene que poder pesarlo todo
porque detrás hay un universo
salgo a la luz y me conmuevo
ya no espero
pero está bien
así es como tiene que ser
no puede pesar más
que una supernova
una palabra
y tiene que poder pesarlo todo
porque detrás hay un universo
salgo a la luz y me conmuevo
ya no espero