jueves, 2 de agosto de 2012

sirenas y jardineros

olvidé mi nombre
pero tenía
en el lomo de mi caminata
inscripto en la piedra
la voz
con la que las estrellas me llamaron
una vez
una vez
caminé
por los senderos
antes de la tormenta
y los jóvenes
de pelo corto
altos
con delantales grises
y mamelucos
y botas
de jardineros
plantaban
en los surcos
y ponían
nombre a las plantas
y a las aves
ahora que el mundo
debía ser nombrado
otra vez
otra vez
seguí el sendero
que mi niñez guardó en mi memoria
el sendero de flores naranjas
de edificios bajos
como bloques
con grandes árboles en el centro
de los jardines internos
así
mi mundo
siempre parece un bosque
un bosque perdido en el tiempo
que jamás arde
que jamás cede
entonces comenzó a llover
y me quedé durante horas bajo el techo
bajo el resguardo
gris
de una tienda
y cuando volví a caminar
por las calles
porque las veredas
eran del pasto
las calles eran un río claro
de rocas azules
y mojaba mis zapatos
y caminaba contra la corriente
y sentía el agua meterse en mis zapatos
y en las esquinas
como sirenas de proa
había mujeres
que me esperaban
y me daban la mano
para que pudiera cruzar
al otro lado
para que pudiera avanzar
y salir del agua
para que llegara
al costado seco de la vida
y ya no olvidara caminar

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