conocimos una vez
el camino de piedras y juncos
que nos dejaba en una isla
y todas las luces
navegando
y mareados los ojos
por cosas que ya no tienen sentido
y en cada sendero
dejábamos miguitas
para que no nos perdiéramos más
cuando el futuro vuelve
no encuentra más que huellas
sólo sabe hacer preguntas
y ya no quiere llamarse
de la misma triste manera
que antes
que los ojos llorosos
que los abrazos a la nada
que las horas del tiempo mal usadas
para no perdernos
hay que navegar
como si fuera la primera vez, te dije
y cruzamos el río al atardecer
el puente de Zárate
el sol cayendo imponente sobre los barcos
una luna que es una sonrisa
y detrás los luceros
los silencios
los ojos
y todos los senderos vacíos
del otro lado de la isla
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