miércoles, 31 de marzo de 2010
the nap before Easter
La siesta me causa pavor
A veces me parece
que lo que sueño es más real
A veces me cuesta convencerme
de que no me despierto
sólo
porque quiero descansar más.
Es tiempo que le robo a la noche
y alimento al insomnio
que crece como un armario de naipes
o una lengua amarilla
Hoy, cuando soñaba con el arma desde el falcón
veía los ojos del Demonio,
y esquivaba las balas con la soltura de una rusa
Y me sostenía
en la espalda de un amigo que sabe de calibres
Me dije a mí misma: es un sueño,
Pero te vas a quedar
y vas a terminar con toda esta pelotudez de una buena vez
Me faltaba el aire, me dolía el pecho,
todo se teñía con el color de la ceguera.
Temblaba.
(Las pesadillas de siesta son las peores)
Entonces la historia tuvo un final:
Mi amigo me salvó de las balas.
Corría llevada de la mano y nos tiramos detrás de una ventana
nos agachamos y levantamos la luz
para espiar la película
de la que habíamos salido.
El monstruo ya no me buscaba
Entretenido como estaba en destruir el mundo,
Se había dispersado en la esquina que quedaba por fuera de nuestro campo
Sólo veíamos el bajar y subir de
los otros
cuando teníamos trece años
y jugábamos en la calle durante el verano.
Estaban todos.
Estaban todas.
(Me encanta el tiempo del sueño en el que las distancias terminan por borrarse).
Hubo una luz y dijeron: ya está, cayó
Y yo dije, y si no murió
Pero ellos dijeron que después de disparar había caído.
Y lo atraparon
Y se fue herido en un auto oscuro
No sabía que los demonios pueden ir presos
Quedate tranquila, me dijo mi amigo
(Su larga nariz, su mano tibia)
Se terminó
Entonces supe que había hecho bien en buscarlo
Después cenamos y tomamos vino
Y lo abracé para que no se fuera otra vez
Se puede amar de tantas maneras
Se puede amar de tantas maneras
La claridad de la siesta
me llena de temor
viernes, 26 de marzo de 2010
Deseo metalingüístico
cerró los ojos frente a la vela, deseo, deseo...
( jamás se pronuncian)
...
Siguió corrigiendo palabras en el vacío gris
( jamás se pronuncian)
...
Siguió corrigiendo palabras en el vacío gris
martes, 23 de marzo de 2010
braile
El bastón del ciego apenas tocó mi metatarso y yo cobré existencia y fui la mano que se caía de la cadera con cansancio y los ojos que vieron la puerta final detrás de un partido de fútbol con amigos el sonido de una bocina o era una alarma, una alarma en el estacionamiento de piedras y los jardines dorados de Ciudad Evita
pero antes, mucho antes había sido un cuerpo que deseaba y volaba por el sur con las manos abiertas con el ojo roto de tanto llorar llorar llorar, porque decir adiós a veces es un hoyo que no tiene fin que se derrama en las rutas, en los acantilados que crecen en el horizonte oculto en la montaña como un arco iris como el baile recto de las libélulas en un lago de arena negra.
Yo recuerdo, los nombres de los árboles los pasos entre raíces y el eco de las piedras y sus charcos imposibles de pescar, el frío de las rosas el frío de las manos tomando la lluvia.
Y entonces había sido también mi pie caminando para llegar al hogar
Y entonces había sido mi pie también en la tienda y la vereda húmeda
Las berenjenas hechas en nombre de una especie de lecho pacífico pero del que sólo han quedado cenizas.
No estoy llorando ahora, ahora que existo, que mi cuerpo sabe que ha sido reconocido por el bastón del ciego en el Sarmiento por más que insistiese en desarparecer o evitara la presencia o jugara al fantasma que siempre he sido
A veces nos inventamos mascaritas, sabés
A veces nos colgamos del renglón de la costumbre
A veces tenemos que juntarnos los pedacitos rojos como membrillos
Y ponerlos a secar después de tanta parafernalia y teatro
Porque la vida no puede ser siempre andar llorando o perdiendo la existencia en los rincones o en las calles mal cruzadas o en las vías
Entonces nos perdonamos la vida y yo, nos perdonamos,
aunque siga doliendo la escalera y los jardines de flores
y el silencio
pero antes, mucho antes había sido un cuerpo que deseaba y volaba por el sur con las manos abiertas con el ojo roto de tanto llorar llorar llorar, porque decir adiós a veces es un hoyo que no tiene fin que se derrama en las rutas, en los acantilados que crecen en el horizonte oculto en la montaña como un arco iris como el baile recto de las libélulas en un lago de arena negra.
Yo recuerdo, los nombres de los árboles los pasos entre raíces y el eco de las piedras y sus charcos imposibles de pescar, el frío de las rosas el frío de las manos tomando la lluvia.
Y entonces había sido también mi pie caminando para llegar al hogar
Y entonces había sido mi pie también en la tienda y la vereda húmeda
Las berenjenas hechas en nombre de una especie de lecho pacífico pero del que sólo han quedado cenizas.
No estoy llorando ahora, ahora que existo, que mi cuerpo sabe que ha sido reconocido por el bastón del ciego en el Sarmiento por más que insistiese en desarparecer o evitara la presencia o jugara al fantasma que siempre he sido
A veces nos inventamos mascaritas, sabés
A veces nos colgamos del renglón de la costumbre
A veces tenemos que juntarnos los pedacitos rojos como membrillos
Y ponerlos a secar después de tanta parafernalia y teatro
Porque la vida no puede ser siempre andar llorando o perdiendo la existencia en los rincones o en las calles mal cruzadas o en las vías
Entonces nos perdonamos la vida y yo, nos perdonamos,
aunque siga doliendo la escalera y los jardines de flores
y el silencio
martes, 16 de marzo de 2010
empatía
Cada vez cada vez una sirena un golpe una sirena y mi cabeza vuelve
cierra los ojos pero vuelve
y se imagina que alguien está muriendo en algún lugar de esta ciudad.
Sin términos medios
Sólo paisajes decapitados
cierra los ojos pero vuelve
y se imagina que alguien está muriendo en algún lugar de esta ciudad.
Sin términos medios
Sólo paisajes decapitados
jueves, 11 de marzo de 2010
Hoy
La mujer suspiró,
sosteniéndose la barriga gigante como una uva del desierto,
dejó el pincel sobre el diario
Y se acostó.
Está pintando una cuna para que sea blanca
Desde la otra terraza
Asoman unas alas de insecto devenidas juguete
O viceversa
Las nubes vienen del sur
Galopando en silencio,
arrastrando al otoño por los cables
Las plantas aplauden el espectáculo,
casi en pijamas.
Y hoy,
También hoy,
al bajar del colectivo
Vi de reojo,
Aunque no quería verlo,
El cuerpo de una mujer
Tirado en las vías.
Un tren violeta que pagaba su muerte con letargo
Una mochila negra paralizada por el arranque.
La gente se detuvo
Se llevaba la mano a la boca
Los ojos se clavaban
Como en un cuadro o una jaula
Quietos.
A mi se me heló el costado izquierdo de la vida
Caminé
Caminé caminé caminé
Lejos
Lejos
Sin pensar en nombres
pero repasando, como en una sábana silenciosa
Los nombres todos los nombres
Mañana no podré pasar por esa senda
Jamás volveré a pasar por esa senda
No pude llorar
sosteniéndose la barriga gigante como una uva del desierto,
dejó el pincel sobre el diario
Y se acostó.
Está pintando una cuna para que sea blanca
Desde la otra terraza
Asoman unas alas de insecto devenidas juguete
O viceversa
Las nubes vienen del sur
Galopando en silencio,
arrastrando al otoño por los cables
Las plantas aplauden el espectáculo,
casi en pijamas.
Y hoy,
También hoy,
al bajar del colectivo
Vi de reojo,
Aunque no quería verlo,
El cuerpo de una mujer
Tirado en las vías.
Un tren violeta que pagaba su muerte con letargo
Una mochila negra paralizada por el arranque.
La gente se detuvo
Se llevaba la mano a la boca
Los ojos se clavaban
Como en un cuadro o una jaula
Quietos.
A mi se me heló el costado izquierdo de la vida
Caminé
Caminé caminé caminé
Lejos
Lejos
Sin pensar en nombres
pero repasando, como en una sábana silenciosa
Los nombres todos los nombres
Mañana no podré pasar por esa senda
Jamás volveré a pasar por esa senda
No pude llorar
Suscribirse a:
Entradas (Atom)