lunes, 23 de junio de 2014

el rayo

todo está silencioso
a pesar
de los perros
y los galpones que se cierran
y los motores de la avenida
ahora
todo está
en el silencio de las luces que se prenden
como cerillos
y del sol que acaba de morir

ha llovido
todo el día
y seguirá lloviendo

veo el agua caer sobre los techos
y veo las luces
las luces que como ayer
abrieron en dos la tierra

en la casa de mi madre
mientras dormía
escuché la tormenta
agarrándome con fuerza
de mi amuleto
como si eso me salvara
de lo terrible
de lo gigante y terrible
que puede ser la mano de hierro
cuando golpea la tierra

hace mucho
que no sentía tanto miedo
tal vez la última vez
que estuve
frente a la muerte
tal vez la última vez
que se me detuvo el aire
por error

la vida es frágil
aprendí
la vida es pequeña
y dejé de tentar a la muerte
para que me busque

de todos los terribles truenos
uno
vino con  la luz a  meterse a través de la noche
 iluminó la habitación donde dormía
y llenó
 el aire
del perfume violeta del rayo

me dormí agotada por el miedo
pensando que un techo sobre mi cabeza
era algo más que una bendición



sucesión de noches

voy a pedirle al olvido
las máscaras que ya usé
antes
tantas veces antes
que es fácil recordar

no me hablen
no me digan lo que tengo que sentir
mi memoria conoce
y desconoce
su propia memoria

el cuerpo sabe
de golpes
y de dejar pesos

piedras untadas con lágrimas
y con pieles que huelen a maderas

uno a uno
bajaré
del estandarte
los hilos que antes
tantas veces antes
te cosían


voy a mover las aguas de lenguas quietas
voy a untarme las heridas
voy a bailar hasta caer

después de tanta muerte
el mismo miedo
aprende a decir adiós